En el momento en el que me encuentro componiendo este libro, los ordenadores Apple permiten copiar textos desde cualquier tipo de archivo que los contenga. Por ejemplo, si en una fotografía aparece el rótulo de una panadería, puedes copiar el texto del rótulo y pegarlo en cualquier editor de texto.

En este caso, he escaneado algunas de las anotaciones de mis libretas.

Al ser un texto escrito a mano, en algunas ocasiones la máquina no es capaz de interpretar con precisión algunos caracteres, espacios entre palabras y letras, dimensión y estructura del párrafo, mayúsculas y minúsculas, y cualquier tipo de imperfección que la escritura a mano sugiera, resultando en un nuevo lenguaje, uno artificial, orgánico y único.

Este ejercicio, además de creativo e incluso poético, ya que se usa el lenguaje como fuente, plantea la siguiente cuestión: ¿Quién ha escrito esto?